martes, 29 de diciembre de 2009

Kilómetros.


Aun recuerdo la primera vez que te escuché. Estaba tan nerviosa que no consigo recordar de qué hablamos ese día. Me acuerdo de cómo te reías cuando hablaba porque te gustaba mi acento, y de cómo me imitabas sin dejarme hablar; siempre acabábamos riéndonos los dos como tontos. A veces sigo sintiendo el calor que sentía bajo el edredón cuando me llamabas a media noche para decirme que me querías, cuando decías que estábamos locos y que mañana mismo venias a verme. Cuando me preguntabas si mi piel era suave y mis labios blandos. Que cómo era el olor de mi pelo. Siempre me decías que era autentica, que jamás habías conocido a nadie como yo y te gustaba que me quedara dormida antes de colgar para escuchar como me dormía. Recuerdo cuando te dije que te quería y jamás contestaste.

Siempre odié tu innata habilidad para hacerme sentir mal. El dolor de cabeza que jamás me abandonó y los días que ni siquiera me preguntabas como me había ido el día. Cuando me quedaba esperando a que llamaras y no lo hacías. Tú forma de jugar sucio. Tu cobardía. Tu capacidad de hacerme enfurecer y saber cómo tenerme contenta dos segundos después. El día que dijiste que te ibas. Odiaba tus intenciones de mantenerme junto a ti a toda costa, tus cambios de opinión, tus repentinas adicciones. Te odiaba a ti.

Esa es la razón por la cual jamás volvi a descolgar el teléfono.

domingo, 27 de diciembre de 2009

J.



When I'm gone, you're an unfenced fire
When I'm gone, over walls we travel
When I'm gone, it's you I admire
When I'm gone, my living example


Grandiosa

Séraphine Louis, algunas veces citada como Séraphine de Senlis, nació en 1864 en Assy (Oise). Jamás estudió pintura, ni durante los tiempos de su niñez, cuando fue pastora, ni posteriormente, cuando trabajaba como sirvienta. ¿Cuándo empezó a plasmar con formas y colores sus sueños y sus impulsos? ¿Por qué lo haría?
El ignorante mundo la tomó por la humilde sirvienta de Senlis. Pero ella había sido llamada para ver, para mirar, a través de los bastidores perecederos de lo temporal, y para anunciar la eternidad.

viernes, 25 de diciembre de 2009

Quieto parao.




Creo que ya es hora de pasar página. He conseguido aprender a olvidar sin eliminar.